miércoles, 19 de enero de 2011

Sus primeras letras

En la época de Wells niño, no era obligatorio que los niños acudiesen a la escuela. Los niños podían ir a la escuela o recibir educación en casa o, como sucedía en las capas de la población con menos recursos, no ir nunca a la escuela. Es realmente asombroso como en un país como Inglaterra que, en el siglo que transcurre entre 1770 y 1870 multiplica su producción fabril por decenas de veces y se convierte en la fabrica del mundo no invierte ni un penique en la educación de sus súbditos. Solo en la década de los 80, cuando la Alemania unificada por Bismarck, el canciller de hierro, emprendió el rápido camino a la industrialización, los líderes políticos británicos le vieron las orejas al lobo e instauraron planes de estudio con becas para los más pobres, que como veremos más adelante, le permitieron estudiar a Wells en la universidad.

Pero cuando Wells era un niño, recibió las primeras nociones de educación de parte de su madre. Le enseñó las letras y los números en una gran hoja con grandes letras mayúsculas que estaba pegada en la pared de la cocina. Oralmente aprendió a contar hasta cien. Le enseñó a escribir palabras sueltas como mantequilla en el cristal empañado de la ventana a modo de pizarra. Después fue con su hermano Freddy, quién tenía que llevarle agarrado de la mano bajo pena de castigo si le pasaba algo al pequeño de la casa, a una escuelita que estaba en un conjunto de cabañas, donde las maestras era una vieja incompetente llamada señora Knott y su hermana, la señorita miss Salmon. Allí aprendió algo tan importante para un británico como la tabla de pesas y medidas (millas, yardas, pies, pulgadas, libras, chelines, peniques, etc,) y sumas. Fue a dicha escuela durante los años 1871 1874.

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