jueves, 25 de noviembre de 2010

La Casa del Atlas



La imagen representa la calle High Street de Bromley (actualmente Londres) hacia 1900. El nº 47 estaba más o menos donde el grupo de gente está parado. De ser cierto, la Casa del Atlas aún estaría en pie, ya que agrandando la imagen, el edificio que se ve a esa altura parece viejo. En esta casa (en el ático) nació Herbert George y sus dos hermanos mayores: Frank y Freddie. Su hermana mayor, Fanny, no nació allí, ya que sus padres compraron la casa-tienda en un fecha posterior al nacimiento de la niña. Wells, en su libro de memorias, afirma que si nació allí, pero se equivocó. El edificio lo compraron a un primo de José, Jorge Wells, por 50 libras como entrada y la promesa de reintegro de 100 libras más cuando José cobrara la herencia por la muerte de su padre. El 23 de octubre de 1855 se mudaron los tres a la Casa del Atlas, pero Fanny nació en enero del mismo año.

En realidad compraron la casa-tienda porque no tenían otra opción. Cuando se casaron, el 22 de noviembre de 1853, ninguno de los dos tenía trabajo ni bienes. Había, por aquel entonces, una fuerte crisis económica en el país, y José Wells pensó emigrar a Australia o Nueva Zelanda. Por un tiempo, José Wells desempeñó el oficio de jefe de jardinería de una familia de la alta burguesía, pero el patrón, un borracho, siempre le buscaba problemas, y fue despedido. Sara Wells no consiguió ningún trabajo. En ese año 1 año y once meses, la mayor parte del tiempo vivían separados; ella en casa de algún familiar, él en su trabajo cuando lo tenía o en cualquier sitio, cuando no. Solo convivió la pareja durante los escasos meses en los que José tuvo trabajo como jefe de jardinería, y la vivienda era una humilde casita en la propiedad del patrón borracho. Visto lo anterior, aceptaron la oferta y se mudaron.

La casa se llamaba Casa del Atlas porque encima de la puerta de la tienda había una figura de un Atlas sosteniendo una lámpara en vez de un globo terráqueo. En la tienda se vendía piezas de loza y porcelana, cristalería, tarros de cristal para hacer conservas, etc. José Wells, que era un consumado jugador de criquet, compró a crédito a otro familiar suyo que fabricaba artículos para este deporte, todos los tipos de piezas y accesorios para ponerlos a la venta. El negocio nunca fue bien, sobre todo porque José se escapaba de casa cuando podía, y dejaba el negocio en manos de su mujer, sobrecargada de trabajo por la tienda, la casa y el cuidado de los niños.

Detrás de la tienda estaba la "sala", una habitación muy pequeña a la que se accedía desde la tienda atravesando una puerta de cristal y que tenía una amplia ventana que daba al patio trasero. Una escalera "asesina y estrecha", retorcida, bajaba hasta una cocina completamente subterránea, excepto por una ventana alargada y estrecha con reja que daba al nivel de los pies de los transeuntes. La casa estaba construída sobre un terraplén, de modo que, desde la cocina y atravesando el fregadero, se llegaba al patio, que estaba bajo el nivel de la calle. En el pato había una construcción de ladrillo, el retrete, construido sobre un pozo negro y donde la familia hacía sus necesidades. Encima del retrete había un depósito para recoger el agua de lluvia que se usaba para limpiarlo. Detrás había un depósito donde se almacenaba la basura hasta que el servicio municipal de recogida pasara cada tanto tiempo. Una valla les se paraba del patio del señor Covell, el carnicero, donde los animales pasaban sus últimas horas de vida encerrados. Al otro lado de la carnicería estaba la Iglesia de Bromley (anglicana , por supuesto). Al lado, como era habitual entonces, estaba un pequeño cementerio, donde estaba enterrada su hermana Frances (o Fanny, o Possy).

La misma escalera asesina y estrecha daba acceso a los dormitorios de los padres; el de Sara daba al patio; y el de José a la calle. En el ático dormían los chicos. Pero la familia hacía la vida en la planta baja y en el sótano, y solo subían para dormir. En realidad Sara subía también para limpiar. Para ello tenía que subir baldes con agua escaleras arriba, ya que por aquel entonces el agua no tenía presión. La sala era tan pequeña, fagocitada por las necesidades de espacio de la tienda, que comían en la cocina subterránea.


Apotado por compinchados

No hay comentarios:

Publicar un comentario