sábado, 5 de febrero de 2011

Las primeras lecturas de Wells

En la entrada anterior vimos que a consecuencia del "accidente" el joven Bertie pidió libros al dueño del pub La Campana. En aquella época no había literatura infantil propiamente dicha, a menos que consideremos Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift como tal (en realidad es una sátira feroz de la sociedad de su época). Precisamente en su época empezó la literatura infanto-juvenil con La isla del tesoro (1883). Wells no recordó que libros leyó: "Los devoré tan deprisa que el título y el nombre del autor por entonces parecía una simple inscripción en la puerta para demorar mi entrada". Pero si recuerda la temática. Una obra en dos volúmenes sobre los países del mundo con grabados ilustrativos. Con ellos pudo viajar en su imaginación al Tíbet, a China, a la India, a Brasil, Siam, a las Montañas Rocosas y a otros lugares recónditos. Allí conoció a indios y negros desnudos, y también a los abrigados esquimales. También conoció al gorila, que en su portentosa imaginación creía que le aguardaba en el oscuro rellano de la escalera para aterrorizarle. Se asustaba de las manadas de feroces lobos de las estepas rusas así como de los silenciosos tigres que se ocultan en las oscuras selvas de la India. Y se alegraba de que el canal de la Mancha le separara de los peligrosos animales como si estos estuviesen al otro lado del canal esperando a atrapar a incautos británicos que osasen cruzarlo. También leyó libros de lo que entonces se llamaba Historia Natural, unas descripciones sobre animales, tanto domesticados como salvajes. También leyó sobre algunosa contecimientos históricos como la guerra civil norteamericana o el mal llamado "descubrimiento" del continente americano.

Además su padre le trajo revistas de caricaturas políticas y que seguramente tuvieron una peculiar influencia en sus futuras opiniones políticas. Asegura que "jugaron un papel muy singular en el desarrollo de mi imaginación". Estas revistas estaban ilustradas con "figuras femeninas de Britannia, Erin, Columbia y la Francia, con los brazos y el cuello desnudos, mostrando los pechos al aire y revelando los muslos brillantes entre los vestidos, lo cual era una osadía en una edad de volantes y crinolinas. Mi conciencia primera de la mujer, la primera agitación de mi deseo fue producida por estas heroicas divinidades. Desde entonces me di cuenta ya de la mujer." De modo que estas revistas políticas no solo influyeron en el desarrollo de sus opiniones políticas, sino en el percepción de la mujer, ya que Wells tuvo varias amantes a lo largo de su vida.

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