viernes, 4 de marzo de 2011

Etapa pangermanista

Estuve a punto de llamar a esta entrada etapa nazi, pero ya que me refiero a los años de la década que empieza en 1870 (Hitler nació en 1889), resultaba incongruente llamarlo así. Gran Bretaña sufrió una enfermedad política llamada pangermanismo. Esto estuvo indudablemente ligado a tres acontecimientos:

  1. La guerra franco-prusiana (1870).
  2. La Reina Victoria I era de ascendencia casi exclusivamente alemana.
  3. La unificación alemana (1871), de la que Bismarck excluyó a Austria.

Wells leyó La historia del pueblo inglés, de J. R.Green, que fue publicada en el país en 1874 (Fue traducida al castellano por un tal Edmundo Gonzalez Blanco). Wells no dice en que año lo leyó, pero obviamente no pudo ser antes de la fecha de publicación. En su libro de memorias incluye como le influyó este libro en el capítulo III, en el apartado 2, denominado Visión infantil del mundo (1878 - 1879). Si la memoria no le falló, debió leerlo pues cuando tenía 12 - 13 años.

La lectura de este libro le convenció de que él "era un nórdico rubio y de ojos azules, con mucho, el mejor ser humano conocido. Inglaterra era conscientemente teutónica en aquellos días [...] La derrota de Francia en 1870 - 71 pareció ser la derrota final de los decadentes pueblos latinos. [...] Nosotros, los ingleses, por la mera superioridad, prácticamente sin intentarlo, poseíamos un imperio donde el sol nunca se ponía, y a través de los errores y enfermedades de otras razas, estábamos forzados, lenta pero firmemente — y bastante modestamente — hacia la dominación del mundo".

Tras la lectura anterior, me da la impresión de que Wells no conocía mucho la historia europea. El pueblo francés es una mezcla de pueblos mediterráneos (como él los llama), celtas (galos) y pueblos germánicos, entre los que destacan los visigodos y, sobre todo, los francos, quienes dieron el nombre que actualmente tiene el país (el anterior era Galia, dado por los romanos). Por si fuera poco, los ingleses no eran puramente germánicos, sino otra mezcla del substrato prehistórico, los celtas y pueblos germánicos.

"Todo esto estaba bastante sentado en mi cabeza, tanto como mi mochila de bayeta verde que yo llevaba de la escuela a mi casa quebrada y triste, y si de repente me pones delante de un príncipe ruso o un tajá en toda su gloria y sugirieras que era mi igual, o bien me hubiera reído de ti por haberme escarnecido o bien me hubiera exasperado."

"La única historia que me habían enseñado era la inglesa, que después de varios siglos de criminalidad real, guerras civiles y guerras contra Francia, se consiguió la Reforma y floreció el Imperio; apenas aprendí otra geografía más que la británica. Fue sólo a partir de mis lecturas casuales que deduje un número bastante importante de cosas interesantes que habían sucedido fuera del mundo de temas británicos. Yo miraba los dibujos del Taj Majal, del Coliseum y de las pirámides con el mismo espíritu que escuchaba las historias las Maravillas de la Inteligencia Animal (castores, abejas, los nidos de los pájaros, los hábitos de cría de los salmones). Esos monumentos no conmocionaban mi profunda satisfacción con uno mismo, la ciudad, el condado, la nación, el Imperio y de toda la visión del mundo que era mía".

Vemos aquí que, además del pangermanismo, hay un nacionalismo e imperialismo británico.

"En aquellos días yo tenía ideas sobre los arios extraordinariamente similares a las de sr. Hitler. Cuanto más oigo de él, estoy más convencido de que su mente es casi la gemela de mi mente de 13 años en 1879, pero su voz se oía a través de un megáfono. No recuerdo de que libro cogí mi primera impresión del Gran Pueblo Ario, yendo y viniendo por las grandes planicies europeas, diseminándose por eleste, el oeste,el sur y el norte, variando sus consonantes según la ley de Grimm y desplazando a los pueblos inferiores a las montañas. Pero ellos formaban el fondo más pintoresco de la historia antigua. Sus últimos triunfos en todos los sitios fue ajustar cuentas con los judíos, contra dicho pueblo yo tenía una insatisfacción inconsciente por su desproporcionada parte de las Sagradas Escrituras. Pensaba que Abraham, Isaac,Moisés y David eran detestables pero criaturas necesarias para nuestro santo Padre, pero a diferencia de Hitler, yo no tenía rencores contra los judíos contemporáneos. Un buen número de huéspedes de la Academia eran judíos, pero yo no era consciente de eso. Mi amigo particular, Sidney Bowkett, era inconscientemente judío, pero nunca hablamos de ello".

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