Esta foto de Sara Wells está tomada en Up Park y la pusimos en la entrada llamada Sara Neal. Veamos ahora como le fue a Sara (ahora Wells) en su segunda estancia en Up Park. Seguimos con la traducción propia en exclusiva para este blog de Experimento de autobiografía."Excepto porque ella era totalmente honesta, mi madre fue quizás la peor ama de llaves que cualquiera podía imaginar. Ella nunca había tenido la más mínima idea sobre las labores que una casa requiere. No sabía como planear el trabajo, controlar a los sirvientes, comprar en las tiendas o economizar. No sabía que deseaban escaleras arriba. Incluso no sabía sumar bien las cuentas y me las guardaba para que yo las sumara. Todo esto salió a la luz. Poco a poco Miss Fetherstonhaugh se percató de ello. También se hizo evidente para su agente, quién periódicamente acudía desde Portsmouth, sir William King. Desde el principio fue evidente para toda persona competente, y hasta la casi analfabeta, la camarera en jefe, la Vieja Ann, quién cada vez se daba a si misma sus propias órdenes. La cocinera, la lavandera, la despensera, con más o menos delicadeza, se dieron cuenta de la ineficacia del ama de llaves. Al final, creo que se dio cuenta incluso mi madre."Según su nieto Anthony West, para su abuela fue todo una tragedia abandonar la casa e irse a vivir de vuelta con su marido, al que había soportado durante más de 25 años. También tuvo que apechugar con sus antiguos subordinados, quienes recorrían las 4 millas para ir a burlarse a la casa que compartió en Rogate con José. Pero no fue por mucho tiempo. Dos años después de ser despedida, en 1895, los ingresos de su hijo menor, HG Wells, subieron como la espuma al escribir sus primeras novelas de éxito. Pronto se mudaron a una casa mejor y más alejada de Up Park.
"Pero no al principio. Quizás ella estaba asustada, pero resuelta, y ella creía que con oraciones y esfuerzo, cualquier cosa podía conseguirse. Al menos sabía la apariencia que un ama de llaves debía tener, y se puso un gorro y un delantal de encajes, un vestido de seda negra, y el resto por el estilo. Y sabía como un ama de llaves debía comportarse cuando bajaba a Petersfield y tomaba una copita de Jerez al abonar las cuentas. Todos los domingos a la mañana acudía a la iglesia. Toda la casa de abajo [la servidumbre] corrían colina de Warren y Harting abajo camino de la iglesia. Y una vez al mes tomaba el sacramento. La angustiosa mirada de la Casa del Atlas desapareció de su mirada. Engordó y su casa se puso más sonrosada. Asumió una tranquila dignidad. Pensó que nosotros debíamos tener algún puesto de trabajo cerca de Up Park, y que los domingos, cuando no tuviéramos nada que hacer, inundaríamos la casa. Mi padre vino a la casa una o dos veces, y por último, en 1887, abandonó la Casa del Atlas, y se acomodó en una pensión que ella le pagaba, en una casa de campo en Nyewoods Rogate, cerca de la estación a cuatro millas de Up Park. Así que la servidumbre de la casa se vengó y J.W. encontró su nivel."
"Ella se aferró a su puesto hasta 1893, y creo que Miss Fetherstonhaugh fue muy tolerante con mi madre porque,entre otras cosas, mi madre se fue volviendo más sorda. Se fue volviendo cada vez más sorda, y ella no admitía su sordera, pero adivinaba lo que se le decía y disparaba al voleo como respuesta. Se fue deteriorando mentalmente. Sus consuelos religiosos se fueron volviendo cada vez más mecánicos y triviales. Miss Fetherstonhaugh era aún mayor que mi madre, y evidentemente encontraba que pelear con ella era cada vez más agotador. Eran dos mujeres sordas y mayores con propósitos opuestos. El afecto bastante sentimental entre ellas se evaporó entre la mutua irritación."
"En varias ocasiones sir William fue 'muy desagradable' con mi madre. La instó a que economizase más y más, pero ella sentía que el ahorro y los pellizcos estaban por debajo de la dignidad de una casa solariega. Hace tiempo que ya había pasado su primera euforia de ser ama de llaves. Mi madre empezó a murmurar imprudentemente sobre algunos episodios imaginarios en su anterior vida con la anterior señora Fetherstonhaugh y su hermana, y esto llegó a los oídos de la señorita Fetherstonhaugh. Pienso que entonces selló su destino. Mi madre cayó en desgracia, y en enero de 1893 recibió un mes de adelanto. La caída ama de llaves, con todas sus cajas y posesiones, fue llevada a la estación de Petersfield el 16 de febrero de 1893, y el hospitalario refugio de Up Park se cerró para ella y para su familia para siempre."
"Una pobre y aturdida mujer estaba en el andén de Petersfield, una pequeña figura negra con su gran sombrero negro curiosamente al estilo de Su Majestad la Reina Victoria I. Puedo imaginarmela herida emocionalmente y acongojada bajando por el camino de Petersfield mirando hacia detrás hacia la colina de Harting, con lágrimas en sus ojos azules, sin tener del todo claro la causa de todo aquello de esa manera, aunque sin dudar de que Dios había hecho eso 'por algún buen propósito'."
"¿Por qué la señorita Fetherstonhaugh había sido tan cruel?"
Pero afortunadamente, durante los trece años de dominio de mi madre en Up Park y en gran parte gracias a los respiros y a las oportunidades que me llegaron este breve intervalo de buena fortuna en la vida de mi madre, yo fui capaz de hacer todo tipo de cosas. Yo entonces ya tenía 26 años, estaba casado y estaba en posición de arreglar un hogar para ella y evitar que la familia se diseminase. Me había convertido en un licenciado en Ciencias por la Universidad de Londres y un preparador universitario de éxito, y había publicado un libro de texto, un libro farragoso a decir verdad, sobre biología admitido por los examinadores de la Universidad. Había empezado a escribir para los periódicos. Había adquirido una solemne gravedad, un considerable bigote rubio sobre una incipiente barba. ¿Como ocurrieron estos cambios y que había pasado por mi cerebro y las perspectivas de mi cerebro es lo que pasaré a contar a continuación.
Por último, teniendo en cuenta que Sara nació en 1822, cuando fue despedida en 1893, tenía 71 años. Entonces no había jubilación y la gente trabajaba mientas que el cuerpo aguantase.
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