miércoles, 15 de junio de 2011

Reflexiones sobre el trabajo infantil


El siguiente paso en la vida de HG Wells en su Experimento de Autobiografía se llama Intermedio en Up Park (1880-81) [Interlude at Up Park (1880-1881]. Pero el punto 6º del capítulo 3º, que es el que vamos a tratar ahora, no empieza hablando de su estancia en Uppark, sino que hace una reflexión sobre el trabajo infantil. La primera precisión que hay que hacer es que HG Wells escribía en sus memorias, erróneamente, por separado, cuando la verdadera grafía de la mansión y propiedad era todo junto, Uppark. La segunda precisión que tengo que hacer es que HG Wells no vivió allí dos años, como parece indicar el título de este apartado, ni siquiera uno, es más, parece ser que ni siquiera estuvo allí un mes, ya que literalmente él dice que "una gran nevada le retuvo allí durante algo más de dos semanas". Claro que eran las dos semanas y pico de Navidad y Año Nuevo.

"Estoy tratando de recuperar la calidad de aquellos años entre los doce y los dieciséis o diecisiete con todas las características que puedo recordar, porque creo que las fuerzas e influencias que ejercieron sobre mi eran de importancia primaria para determinar todas mis reacciones subsiguientes. Me impresiono cuando miro todos los documentos y registros que puedo encontrar, y veo el crecimiento extraordinario y rápido de mi carácter y resolución durante mis catorce y quince años. Supongo que este endurecimiento y robustecimiento de mi carácter, y el esclarecimiento de mi voluntad eran la consecuencia natural de la pubertad. Quizás intelectualmente yo había avanzado mucho, pero moralmente seguí una curva promedio."

"Pero si lo hice, estoy convencido de que este sistema de terminar la educación de los ciudadanos ordinarios antes de la edad de catorce años, es un error. Creo que para la nueva civilización por delante de nosotros la educación nunca terminará, pero ciertamente trece o catorce es muy prematuro para la ciudadanía moderna. Esa edad no es un punto natural de inflexión en el desarrollo de cualquiera, hombre o mujer, al menos, para la medida de las razas del norte de Europa. Esta transferencia de la tutela protegida al empleo responsable es casi prematuro. Como muy pronto esto no debe ocurrir hasta un año o así más tarde cuando el joven es capaz y está dispuesto a tomar una participación directiva en su propio futuro. Yo era relativamente precoz, y a pesar de ello, trece o catorce años eran demasiado pronto para mí. E incluso si la educación a tiempo completo se prolonga durante algunos años más -como en la actualidad puede ser el caso de todos en todo el mundo- todavía debería haber una interrupción, no según la práctica habitual en Inglaterra alrededor de los doce o trece años, cuando el niño pasa de la escuela primaria a la escuela secundaria, sino entre los quince y los dieciséis años. Entonces es el mejor momento para un cambio más en la instrucción y orientación hacia una cooperación inteligente entre el profesor y el discípulo."


Hago un alto en el camino para advertir un fallo bastante gordo en la traducción de la versión argentina (traducción realizada por León Felipe) que dice:

"...cuando el muchacho pasa de la escuela preparatoria a la escuela pública."

Obviamente la frase no tiene ningún sentido. A los doce o trece años se pasa de la escuela primaria a la secundaria. Obviando el significado de "preparatory school" que no interesa ahora, en el Reino Unido, en Irlanda y en Australia la palabra "public" (público) no significa que es propiedad del Estado, sino abierto al público. Así, mientras las casas, tierras, fábricas y oficinas son privadas, en el sentido de que no se autoriza la entrada al público en general, los hoteles, restaurantes y pubs son públicos, porque están abiertos al público, aunque sean de propiedad privada. Precisamente la palabra "pub" viene de "public house", casa pública (nada que ver con casa de putas). Pero en Estados Unidos la distinción entre público y privado es similar, aunque no igual, que en España: "public school" significa "escuela mantenida con fondos públicos (aunque la propiedad sea privada)" y "private school", "escuela cuyos ingresos provienen únicamente de las tasas y traifas que se cobran a los padres o alumnos". Si una escuela es de propiedad privada pero es financiada por alguna institución estatal, y por lo tanto es gratuita para los alumnos, se llama "public school", abierta al público, porque no hay restricción a la entrada. León Felipe (el traductor) vivió durante varios años en los EEUU, dando clases de literatura española en la Universidad de Cornell hasta que se inició la guerra civil española, fecha en que regresó a España a luchar en el bando republicano. Es posible que León Felipe no conociera el inglés británico. Yo, por mi parte, siempre aprendí inglés británico y, por eso, detecté facilmente el error.

El párrafo anterior lo he escrito, no solo para expandir mi ego, sino también para demostrar que estoy traduciendo, seguramente mal, el original en inglés, lo que me interesa remarcar esto especialmente por aquello de los derechos de autor.

"Tanto mis hermanos como yo, como casi todos los chicos de las clases media y media baja de aquel tiempo, fuimos lanzados al mundo laboral antes de poder ejercer cualquier opción en la materia. Para ello éramos muy niños todavía. Si este hubiera sido solamente el caso de mis hermanos y yo, este aspecto de mi historia apenas hubiera sido materia de discusión. Hubiera sido una desgracia personal. No hubiera sido más que la historia de tres renacuajos que, por casualidad, habían sido sacados del agua antes de que las piernas y los pulmones hubiesen funcionado correctamente. Pero esta transferencia a la edad equivocada era, y es todavía, una experiencia común. Por lo tanto, ello tuvo consecuencias de gran alcance social. Debido al fin prematuro de la fase primaria de la educación, en los últimos años del siglo pasado, una gran proporción, quizás la mayoría de hombres y mujeres británicos, fueron (y son) empleados en sus tareas contra su voluntad, o al menos, sin su voluntario consentimiento. El país casi en su totalidad es sacado de su etapa de renacuajo demasiado pronto. Así como las civilizaciones de los antiguos se basaba en el trabajo de siervos y esclavos, de igaul modo esta civilización industrial en la que todavía vivimos, se basa en el trabajo de la masa de personas mental y moralmente detenidos antes de los catorce. La mayor parte de la población es casi ignorante y animal, y tan serviles como sus predecesores, y con una educación muy inferior como requiere una civilización bien mecanizada. Esa metamorfosis incompleta no es ni una cosa ni la otra.

Uno de los resultados miserables, aunque de ninguna manera el único, es el siguiente: la población industrial que trabaja en un espíritu de aburrimiento, que demanda, por consiguiente, menos horas de trabajo y salarios más altos, es la principal expresión de la mentalidad laboral en estas penosas condiciones. Se manifiesta una indiferencia extraordinaria a la cantidad y calidad del producto o servicio prestado. La mitad de Europa todavía está pendiente del reloj, exactamente como yo lo estaba en Rodgers y Denyer, por una necesidad interior que intenta, por todos los medios, sobrellevar el tedio de las tareas a realizar. Su trabajo carece de espíritu porque es esencialmente, un trabajo que carece de interés para ellos.

Sin embargo, nuestra comunidad mundial, ya altamente organizada y mecanizada, requiere para desarrollar y mantener una vida en común, que los trabajadores estén activamente interesados y sean partícipes de su trabajo. En este tema, como en muchos otros, empezó todo demasiado pronto y a un nivel muy bajo.

Han hecho falta tres cuartas partes de un siglo para que veamos esto con claridad. Las personas que toman decisiones tienen todavía que darse cuenta, como clase gobernante, que una comunidad humana, estable y féliz sólo puede ser posible, entre otras condiciones primarias, si las nuevas generaciones son educadas hasta los dieciséis, antes de que su papel en la vida sea determinado, y se conviertan en ciudadanos económicamente especializados. Aunque, como ya he dicho, yo era relativamente precoz, no estuve en condiciones de tener una voz decisiva en mi propio destino antes de los dieciséis. Por falta de tiempo para respirar en esta fase crucial, mi hermano mayor se convirtió en un completo fracaso, porque no se sometió en la tienda, y mi hermano Fred, desperdiciado en artículos de lencería, no tuvo ocasión de desarrollar sus excepcionales dotes para el meticuloso trabajo artístico. Yo escapé de convertirme en un miserable empleado de comercio por algún mérito, no mío, sino atribuible a la propia suerte.

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