lunes, 21 de noviembre de 2011

El marxismo según Wells

Ahora me pasó que las posibilidades por las que uno lee un libro o no, se dieron de tal modo que yo no leí ni apenas escuché nada de Marx hasta que estuve en Londres. Mi socialismo es pues, pre-marxista. Había leído algo sobre Robert Owen, según creo, en la enciclopedia de la biblioteca del Southsea Emporium y también me había topado con un resumen de la Utopía de Moro, aunque no recuerdo haber leído nada sobre otros "primitivos" del socialismo. Yo estaba planeando una nueva sociedad. Pero me pareció realmente innecesario sacar la vieja confusión del camino antes de que llegara el nuevo orden. Cuando llegase el orden bien planificado, la confusión desaparecería por sí misma. Fue después de un año o más después de mi llegada a la Escuela Normal de Ciencias, que relamente me topé con el marxismo y, en aquellos días, yo ya estaba equipado como para valorar su idea mística, plausible y peligrosa idea de reconstituir el mundo sobra la única base del resentimiento y la destrucción: la Guerra de Clases [está en mayúsculas en el original]. Derrocar el sistema capitalista (que nunca fue un sistema) fue la panacea de un teórico rígido, egocéntrico y malicioso. Su odio a la burguesía snob equivale a una manía. Culpar a alguien más y ser violento cuando las cosas van mal es la postura natural del hombre común en todo el mundo cuando tiene dificultades. Marx ofreció el más barato y el más bajo de los impulsos humanos, la falsa posesión de una filosofía pretenciosa y la mente activa de las masas en dificultades le apoyaron enseguida. El marxismo no es, en nigún sentido, ni creativo ni curativo. Su relación con la reconstrucción inevitable de la sociedad humana, que ahora está en progreso, es parasitaria. Se trata de una epidemia de debilitamiento mental de la humanidad, pese a que ha encontrado en su lucha difícil y complicada, las condiciones sociales para crear un nuevo orden social. Es la malaria de los esfuerzos de Rusia en el día de hoy. Debería haber una revolución creativa y, seguramente, de una clase mucho más fina, si Karl [en alemán en el original] Marx no hubiera existido.

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