lunes, 28 de mayo de 2012

HG Wells: otro tipo de vida

Bomba sexual. Los tabloides de hoy hubieran masacrado a HG Wells, quien perseguía a las chicas como un toro rampante dejado en libertad en un establo para pasarselo bien.

La pasión dominó su vida. Hizo el amor en la playa, en los bosques, en las laderas, en la iglesia y una vez incluso en un periódico mientras mostraba el borrador de una de sus novelas. Imprudentemente soportó la ira de los hombres a los que puso los cuernos, sus amenazas legales y la exposición a la humillación pública de sus hazañas sexuales que, a menudo, se superpusieron durante un tiempo, pero sobre todo, ignoró con desdén.

No era un guapo Lotario, era más bien un hombrecillo regordete y demasiado sexual, con una voz chillona y un bigote caído. El chico malo del suburbano Bromley, conocido como Bertie, no era un seductor de mujeres mundanas, brillantes y valientes, como Amber Reeves y Rebeca West en busca de la emancipación y el amor libre.

Tuvo enfrentamientos ideológicos con muchos de sus contemporáneos, desde George Orwell y Henry James hasta Stalin y Churchill, y nunca renunció a cualquier desafío a sus puntos de vista sobre el socialismo y su convicción pionera en los derechos humanos y muchas otras cosas.

Sin embargo, cuando murió en 1946, era una figura obesa cojeando con un bastón alrededor de su casa de Hannover Terrace, St. John Woods, y murmurando para sí mismo que algún día escribiría un "libro de verdad".  Fue aclamado como un gran escritor, el padre de la ciencia-ficción al lado de Julio Verne y un profeta extraordinario, incluso hoy en día.

Y también declaró que lo único que podía salvar a la humanidad de la autodestrucción y de su egoísmo salvaje era un sólo gobierno mundial. 

"No veo a HG como muerto en absoluto, sino como si se hubiera ido a un país lejano", escribió uno de sus admiradores cuando Wells fue cremado en Golders Green. "Él está vivo para mí como siempre lo estuvo, su espíritu permanece para alentar a la humanidad a realizar un gran esfuerzo durante muchas generaciones."

Su imagen y su impacto permanece todavía hoy, por sus sorprendentes novelas y pequeñas historias que nos dio, como La máquina del tiempo, El hombre invisible. La historia de Mr Polly, Tono-Bungay, La isla del doctor Moreau y la muy filmada Guerra de los Mundos, que terminó con la derrota de los aliens en Pimrose Hill.

Era un área que conoció bien, ya que una vez vivió en Fitzroy Road, primero como desempleado, después como recién casado.

Wells siempre alentó nuevas fronteras, con sus ideas audaces que abarcan dos siglos, en los que la condena de la muerte en masa, la guerra y la enfermedad corrieron paralelos con el avance de las maravillas científicas que nadie, excepto quizás el maravilloso prolífico Wells, pensó posibles.

En muchos aspectos, Wells comenzó en 1894, en un departamento de dos habitaciones en el número 12 de Mornington Road (ahora Mornington Terrace), Camden Town, donde Wells se había deshecho de su primera esposa y vivía en adulterio con Jane, su futura segunda esposa, y se había asegurado su primer contrato para escribir "romances científicos" para el Pall Mall Budget.

Después vino La máquina del tiempo, y con la novela, el éxito, aprendió a montar en bicicleta, lo que le dio acceso a muchos romances.

Algunas mujeres se lo echaron a la cara. La joven feminista Amber Reeves, a la que llamó Dusa, debido a su pelo desbordado como una Medusa, mientras que ella le llamó a él, maestro. Y mediante el uso de cartas inéditas, el biógrafo Michael Sherbone nos proporciona detalles vívidos y fascinantes de audacia de Wells y de su corazón, a veces blasfemos.

Amber fue, después de todo, la hija de unos amigos y antiguos compañeros fabianos, con los que Wells se reunñia cuando ella tenía unos dulces diecisiete. una adolescente en estado emocional que le adoraba como a un héroe y le suplicaba: "Dame un hijo".

"Caminamos y hablamos sobre las plateadas dunas, y nos sentamos e hicimos el amor en la cálida oscuridad nocturna bajo los ojos silenciosos de dos faros", escribió Wells en una carta. Y en otra: "Siempre entre cosas bellas, te amo, y todas las mañanas camino por las colinas, deseando sentir tu hombro tocando el mío. Siempre que me siento infeliz te amo".

Ella desafió a las convenciones sociales, se volvió su amante y la madre de Anne-Jean, antes de casarse con un abogado llamado Rivers Blanco-White. Vivieron en Hampstead, odiaba lavar los platos, votar a los conservadores , y se mudó a Downshire donde murió, a la edad de 94, en 1981.

Se trata de una apasionante historia que Sherborne cuenta, que le da una nueva visión a los pensamientos de Wells. De hecho, el título de su libro proviene de un pasaje de Tono-Bungay, en el que Wells escribe: "La mayoría de las personas en este mundo, parecen vivir en un 'personaje': tienen un principio, un desarrollo y un final... Pero hay otro tipo de vida, que es una degustación de varios tipos de vida..."

Sin embargo, a pesar de su erudición, la investigación de Sherborne no siempre es exacta. Asegura que Wells vivió durante un tiempo en una casa del siglo XVII en Church Row, West Hampstead, donde había cerca una iglesia. Una visita le habría dicho que el número 17 de Church Row en Hamsptead es un elegante adosado georgiano, no del s. XVII, aunque si esta cerca de la elegante iglesia parroquial de Hampstead y, posteriormente, la casa fue del actor Peter Cook.

Fuente en inglés: Books: Review - HG Wells: Another Kind of Life. By Michael Sherborne.

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