jueves, 21 de julio de 2011

¿Que será de mí?

Aunque la jaula sea de oro, sigue siendo una jaula. Aunque las condiciones de trabajo sean mejores, Wells tenía las mismas ganas de escapar y se aburría tanto como en su primer trabajo, el de la pañería de Windsor.

A pesar de que comencé esta última etapa de pañero en las mejores condiciones, como podría decir, la encontré insoportable.


HG Wells se sentía cada más incómodo. Si pudo soportar el primer año allí, fue por los recados que le mandaban a hacer, lo que le permitía evadirse en cuerpo y alma de la pañería. Pero en el segundo año llegó un chico nuevo, y todos los recados se los mandaron a él. Ahora estaba más obligado que antes a permanecer en el establecimiento: "él se hizo cargo de las diligencias agradables y demás que hasta entonces habían recaído sobre mí y me tuvieron más vigilado en la tienda que antes [...] Continúe Wells, Wells aquí, ¿Quién ha visto a Wells? ¡Firme aquí! Pero usted no ha enseñado a la señora el gingham de seis-tres, El joven ha cometido un error, sr. Moddum, ¡Hombre, un paquete como este caerá en pedazos antes de que llegue a destino". Todo esto le llevó a una convicción: "Sal de este negocio antes de que sea demasiado tarde. Sal a cualquier precio".

Después de consultar con su hermano Frank y con otro empleado de la pañería, decidió escribirle a Horace Byatt a Midhurst para preguntarle si tendría alguna vacante para él. Éste le contestó que si la había. Y ahora vino el problema:

Pero yo estaba bajo contrato de cuatro años y aún no había cumplido los dos primeros. Mi madre se había comprometido a pagar una prima de cincuenta libras (*) y ya había pagado cuarenta.


Más arriba figura la palabra firma que en la traducción argentina no está, y en la frase anterior, donde yo puse el asterisco entre paréntesis, en la traducción de León Felipe está escrito: "que se exigía a los aprendices". Este es un añadido de León Felipe, que no figura en el original. La aclaración de León Felipe es pertinente, pero se sobreentiende.

¡Vaya mierda de contrato basura! Es peor que los contratos temporales en vigor hoy en día. Si la madre lo sacaba de allí, tenía que desembolsar las diez libras restantes. Una ignominia más a añadir a las ya desveladas por el autor en esta entrada. Y en esta entrada llamada Camino al trabajo infantil ya adelantábamos algo de esto. Ahora las preguntas que nos hacemos son: ¿Vamos camino a las relaciones laborales del siglo XIX? ¿Volverá a surgir el trabajo infantil? ¿Se volverá a pagar por trabajar? La respuesta es obvia: vamos en ese camino; lo que no sabemos es cuando nos detendremos, si antes de llegar a ese punto o no.

Pero volvamos al siglo XIX y al relato de nuestro escritor favorito. ¿Pero cuanto son cincuenta libras? ¿Era mucho o poco dinero? Después veremos que Wells ingresa unos pocos años más tarde en la Universidad de Londres y le pagaban una libra semanal como beca para sus gastos, y que no le alcanzaba para el hospedaje y la comida. Durante ese tiempo enflaqueció. A principios del siglo XX se publicó un ensayo sociológico sobre las condiciones de vida de la clase trabajadora que, en su mayoría cobraba una libra semanal (los varones que tenían empleo, naturalmente; las mujeres cobraban menos). En este ensayo se señalan con cifras los casos que se miden de desnutrición y enfermedades evitables causadas por la hambruna y las insuficientes condiciones de higiene. Podemos hacernos a la idea de que en la actualidad, las cincuenta libras sería equivalente a unos 500 euros al mes durante un año, es decir, unos 6.000 euros. Una fortuna para gente con ingresos bajos. Imagina que para enseñarle un oficio a tu hijo de 15-16 años te exigen pagar seis mil euros. Además, el oficio de pañero no era como el de mecánico o el de fontanero, en los que hay que aprender bastante. ¿Un robo!

Su madre le rogó: "Inténtalo otra vez. Freddy lo está intentando." Intentó convencerle con sus lloros. Pero la tabla de salvación llegó de Midhurst. Byatt le hizo una oferta: trabajar como profesor ayudante, durante unos meses sin sueldo (¿para pagar las diez libras restantes del contrato de la pañería?), después cobrando veinte libras al año durante el primero, y el doble durante el segundo. Byatt tenía fe en la capacidad de Wells de obtener dinero extra mediante los premios académicos que se concedía a los profesores cuyos alumnos aprobaran exámenes nacionales.

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